Otra oportunidad perdida

Artículo publicado en El Universal, el día 22 de febrero de 2022.

En la conferencia de ayer el presidente López Obrador se refirió al Informe General Ejecutivo de la Cuenta Pública 2020. Desafortunadamente, se limitó a repetir sus consabidas frases mañaneras. Sin quedar muy claro si se refería a las autoridades de la Auditoría Superior de la Federación, a quienes divulgaron los resultados o a los datos mismos, considerándolos conservadores y neoliberales. Refirió que son elementos que buscan atacarlo a él y a su gobierno y que, como ha sucedido en otras ocasiones, todo terminaría aclarado y puesto en su lugar. Uno, desde luego, que mostrará que la corrupción y el dispendio han terminado, que la legalidad se observa y que la racionalidad es la marca misma de la casa.

Si uno se toma el tiempo de leer los principales resultados de la fiscalización superior de esta Cuenta Pública, es más que evidente que no estamos frente a las reducciones manejadas por el Presidente. Por una parte, están los señalamientos puntuales sobre el Aeropuerto Felipe Ángeles, la Refinería de Dos Bocas o el Tren Maya, que es en dónde el Presidente quiere detenerse para defender a su gobierno. En su narrativa binaria, el aeropuerto es la derrota de lo que para él fue el máximo acto de corrupción nacional, la refinería es el modo de recuperar la soberanía nacional frente a los corruptos intereses extranjeros, y el tren es el desarrollo de todos en una región privilegiada para el turismo extranjero.

Sin embargo, más allá de la validez de los supuestos presidenciales, y de las negaciones de los problemas vigentes en esas obras, en el Informe Preliminar se alude a una serie de casos que muestran, de manera grave, el desorden en el que se encuentra buena parte de la administración pública federal. Por ejemplo, la atención a la emergencia sanitaria originada por el virus SARS-CoV-2. La gestión del Banco del Bienestar, la red de transmisión asociada con la Central Geotérmica Cerritos Colorados y el servicio de transporte de gas natural. Los Programas del Bienestar de las Personas en Situación de Emergencia Social o Natural, la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, Sembrando Vida, el Apoyo Financiero a Microempresas Familiares y Jóvenes Construyendo Futuro. La gestión financiera de Seguridad Alimentaria Mexicana, de Diconsa y Liconsa, destacadamente.

Lejos de suponer que las observaciones de la Auditoría Superior podrían ser un buen sistema de signos para mostrarle al Presidente los problemas que están generando las actuaciones de muchos de sus colaboradores, las considera meras argucias o trampas para descarrilar su proyecto. El Presidente se ha vuelto a refugiar en sus más básicos campos de operación –psicológicos y políticos— suponiendo que la realidad que lo contradice, venga de quien venga, es un ataque directo en contra de su persona. Que él mismo es una suerte de encarnación de todo el proyecto que encabeza, y que dentro de él, con independencia de sus múltiples dinámicas, no puede haber error o equivocación, precisamente porque él lo dirige.

Las consecuencias de tan mal estilo personal de gobernar no solo afectarán a quienes forman parte de su vertical proyecto. También dañarán a todas aquellas personas que dependen de la viabilidad de las acciones que concreta y cotidianamente tienen que tomar las autoridades de nuestro país. Al utilizar cualquiera de las metáforas comunes para estos casos, el Presidente se ha negado a ver en el Informe de la Cuenta Pública las señales necesarias para, si no corregir su rumbo, sí al menos para ajustarlo en beneficio de toda la población. En efecto, otra oportunidad perdida.

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