La “nueva” Suprema Corte

Artículo publicado en Milenio, el día 12 de octubre de 2022.
Con frecuencia concentramos nuestra atención en la coyuntura nacional. Olvidamos que vivimos en un mundo interconectado que atraviesa una profunda crisis. Por ello, conviene levantar la mirada para entender las corrientes que subyacen en lo cotidiano.
Desde hace un par de años, la Suprema Corte de Estados Unidos tiene una nueva mayoría “conservadora” (uso comillas pues es difícil etiquetar la ideología judicial). Gracias a las tres designaciones que hizo el presidente Trump y a una estrategia pacientemente articulada, seis de los nueve jueces de la Corte dominan un escenario que dejó de reflejar la pluralidad de la sociedad americana. Y lo hará por mucho tiempo.
El primer golpe visible fue la sentencia que revirtió el precedente que permitía el aborto. Luego de esa decisión, las legislaturas estatales libran una dura batalla política para permitir (o prohibir) la interrupción voluntaria del embarazo. Se reabrió una herida que parecía cerrada.
Pero la nueva mayoría judicial parece tener prisa por enmendar el camino de la Corte “liberal”. Este otoño resolverá varios casos que pueden trastocar la vida de millones de personas. Asuntos que inciden en las libertades, la discriminación, las acciones afirmativas, las elecciones y aun la división de poderes. La agenda “populista” de derecha que representó Trump se mantiene viva y se expresará, me temo, en decisiones judiciales que cimbrarán y dividirán a la sociedad.
Van un par de ejemplos. Con base en una lectura literal de la Constitución americana, en el caso Moore v. Harper se discutirá si ciertas decisiones electorales de las legislaturas estatales que favorecen a un partido son inatacables judicialmente. El asunto es tan delicado que los presidentes de las 50 cortes estatales presentaron un memorial donde señalan que admitir esta idea sería tanto como atentar contra el corazón del federalismo y la división de poderes. La moneda está en el aire.
El caso 303 Creative LLC v. Elenis es todavía más complejo. Una diseñadora de páginas web se negó a prestar sus servicios para bodas de personas del mismo sexo. La pregunta constitucional es si la aplicación de una ley anti-discriminación puede constituir una violación a la libertad de expresión, pues obligaría a esa artista a hacer algo que violentaría sus convicciones. Dada la integración de la Corte es probable que la respuesta sea positiva y reabriría el debate sobre el alcance de las libertades de expresión y religión. Las eventuales implicaciones de ese fallo alterarán gravemente la convivencia social.
Tocqueville señaló que “el poder atribuido a los tribunales americanos de pronunciarse sobre la inconstitucionalidad de las leyes constituye una de las barreras más potentes que se haya levantado con la tiranía de las asambleas políticas”. Hoy, al menos en los Estados Unidos, es una afirmación que merece al menos un signo de interrogación.
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